Una de las herramientas financieras más poderosas para lograr la salud y libertad financiera es el presupuesto. En el mismo podemos definir cosas previamente a que sucedan, podemos suponer lo que va a pasar, por ello se trata de una proyección y no de registrar lo que ya se ha realizado, pues el pasado ya no lo puedo cambiar, pero sí puedo definir cómo alcanzar los objetivos y las metas en el futuro.
El presupuesto entonces será el plan financiero proyectado idealmente a 36 meses. En primer lugar, se proyectan los ingresos, luego los ahorros, definiendo cómo se irán transformando en inversiones, y, por último, se proyectan los gastos, clasificándolos en fijos, variables y superfluos. Si los ingresos mensuales son variables, sugiero trabajar sobre el promedio, que sería el resultante de la suma de los últimos 12 meses divididos 12. Entonces, si este mes el ingreso fue superior al promedio, el excedente se deberá ahorrar para contar con una cobertura en aquel mes en el cual el ingreso sea inferior al promedio.
El presupuesto nos permite visualizar qué situaciones tendremos que enfrentar en los próximos meses, como por ejemplo las vacaciones, pero también podremos identificar algunos gastos futuros como el pago de impuestos, el pago de la matrícula anual o la compra de útiles escolares. De esta forma, podremos disponer de una parte de los ingresos para un fondo de ahorros que nos permita hacer frente a esos gastos proyectados.
Por otro lado, al proyectar también podremos prever con tiempo qué fondos precisaremos para hacer frente a algunos compromisos, e incluso buscar con tiempo las mejores opciones de financiación en caso de precisarla.
Ese dato también podría servir para percatarse de en qué meses las ventas disminuyen y buscar alternativas para acrecentar la facturación en esos meses donde el producto o servicio principal al que nos dedicamos podría disminuir.
En el caso de realizar el presupuesto de nuestro negocio, es importante contemplar también las depreciaciones y las ventas a crédito, aunque ello no precisamente se trate de una erogación o un ingreso monetario.
Cuando de presupuesto se trata, entonces hablamos de proyección, de futuro, de cumplir metas y alcanzar objetivos. Sin embargo, cuando evaluamos la herramienta denominada flujo de caja, estamos hablando del movimiento real de dinero, ya sea en efectivo o en otras formas de pago, pero es el reflejo de lo sucedido en la forma que ganamos dinero y la manera en que lo gastamos o invertimos. Entonces, el flujo de caja demuestra mensualmente la captación o ingreso de dinero, y la aplicación o colocación de ese dinero es el registro de lo efectivamente realizado, no se trata de una proyección sino de los hechos acontecidos.
En el flujo de caja se deben colocar las entradas o salidas reales de efectivo en el momento en que se generan, para detectar excesos o falta de liquidez en los distintos periodos y de esa forma verificar si existen descalces financieros productos de la tasa de interés, de la moneda en la cual se tomó determinada deuda o porque los plazos entre los ingresos y pagos no están correctamente cubiertos. Sigamos Hablando de dinero, así aprendemos a manejarlo mejor.
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Econ. Gloria Ayala Person
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