¿Cómo ahorrar en casa?
Hay algunos pequeños hábitos que nos pueden permitir disfrutar mejor del dinero que ganamos en la familia, sin perder la calidad de vida ni privarnos de ciertos gustos, pero será fundamental conversar entre todos para que podamos comprender y apoyar a la meta en común.Así, cada miembro de la familia debe conocer las prácticas que queremos desarrollar y colaborar en su fortalecimiento, por ello será clave que todos tengan una participación y puedan sentirse parte de los logros obtenidos en familia.
A veces me preguntan en qué beneficia que hablemos con los niños de dinero, ¡Como si fuera que van a poder ayudarnos! Y es que, si bien no podrán ayudarnos a pagar las cuentas, bien que pueden “desayudarnos” si no saben cómo tomamos las decisiones financieras, además de que no podrán aprender los hábitos financieros que les permitirán convertirse en adultos con mejores habilidades que las que actualmente tenemos nosotros.
Todos precisamos comprar mercaderías del supermercado (mercado, almacén o tienda), si preguntáramos al niño sobre el inicio, desarrollo y fin del proceso de compra, probablemente la descripción sea algo así: mamá toma su cartera, vamos al súper, pone en el carrito lo que quiere, algunas veces me deja comprar algo para mí, paga en la caja, vamos a casa y coloca cada cosa en su lugar. Si crees que esa respuesta sería la que tu hijo podría dar, entonces es fundamental que reconozcas que no le estás enseñando a tomar buenas decisiones financieras. No importa a qué se dedique cuando sea adulto, ni si va a ganar mucho o poco dinero, ya que sea cual sea su situación necesitará usar bien el dinero, ¿de qué servirá que sea un exitoso profesional y gane mucho dinero, si termina endeudándose por varias veces más de lo que gana?
El dinero es un medio, hay que disfrutarlo y usarlo para lograr metas de vida, las pequeñas y grandes, las de corto, mediano y largo plazo.
En primer lugar, identifiquemos un objetivo en común, por ejemplo, queremos disfrutar en familia de las vacaciones del próximo año, para eso faltan 12 meses y nos ponemos como meta ahorrar G. 12.000.000. Entonces, serían aproximadamente G. 1.000.000 por mes, lo que equivalen a recortar gastos por alrededor de G. 250.000 por semana. Entonces, con ese objetivo conocido por todos los miembros de la familia, armamos el menú de cada semana y llenamos una planilla con la participación de todos los miembros buscando un consenso entre los gustos y el equilibrio nutritivo, por ejemplo en una familia de 4 miembros han acordado lo descrito en el cuadro N° 1 y por lo tanto pueden tener un presupuesto bien establecido de cuánto se puede gastar y percatarse con anticipación si se deberán realizar ajustes para corregir las desviaciones en caso de que los gastos superen el tope establecido.
Una vez en que este menú fue consensuado, se realiza la lista de los ingredientes que se necesitarán para evitar comprar de más pero que tampoco falte, se debe prever la compra de frutas de estación para los jugos naturales que acompañaran las comidas. Entonces, serán los más pequeños quienes acompañen a un adulto a realizar la verificación de lo que ya existe en la casa para evitar las compras innecesarias. Por ejemplo, para freír las milanesas se precisa de aceite, pero al verificar encontramos un litro del producto por lo que no corresponde comprar. Entonces, la lista completa de lo que necesitamos menos los productos que ya tenemos en casa nos daría el listado de lo que debemos ir a comprar. A estas anotaciones se sumarán los insumos del área de limpieza del hogar y de higiene personal.
Recuerda que lo que se precisa en tu casa, no lo sabrás en el supermercado, allí irás con la lista exacta de lo que ya resolvieron como equipo, nada de compras extraordinarias; todos saben que la meta es evitar gastos superfluos pues a un nuevo gasto no corresponden nuevos ingresos, sino que cada nuevo costo nos aleja de la meta superior que hemos definido en familia.
Contrariamente a lo que piensen muchos padres, será bueno ir con los chicos al supermercado, así ellos se encargan de buscar lo que se precisa, esperan el número en la fiambrería, pesan las frutas y verduras, eligen los productos verificando calidad, tamaño, fecha de vencimiento y los demás detalles acorde a lo que la familia acostumbra y de esa manera se van apropiando de esa actividad en forma de rutina.
Un niño que desde pequeño ha comprendido y ha formado parte de la toma de decisiones financieras está acostumbrado a ir al supermercado sabiendo lo que precisa y lo que quiere y será muy difícil que se convierta en un adulto gastador a quien le quema el dinero en su billetera.
Vale destacar que de esta forma no es quien gana dinero quien tiene todas las responsabilidades y obligaciones, sino que cada integrante también aporta y tiene derecho a disfrutar de lo logrado entre todos.
Pero hay muchas otras actividades que podemos realizar en familia, detalles que nos acercan y nos permiten descubrir el valor de las metas compartidas, al fin y al cabo una familia es la suma de vínculos afectivos en donde todos deseamos el bienestar de los demás y donde encontramos la protección, respeto y cariño para alcanzar nuestros propios sueños y realizarnos como personas de bien.
No olvidemos que el dinero es una herramienta transversal que debemos aprender a utilizar a nuestro favor desde que somos pequeños, para que cuando seamos grandes podamos disfrutar de las cosas que verdaderamente valen la pena compartir. Sigamos hablando de dinero, así aprendemos a manejarlo mejor.
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