El divino arte de postergar...

Por Ana Giorgana

Pasamos la gran mayoría de nuestros días posponiendo las cosas importantes, nos dedicamos a lo urgente y vamos por la vida con un costal de pendientes que no les damos respuesta, ni acción, ni solución.

Lo que nos en nuestros días, es aquello que no, nos da la fortaleza, la alegría, y la satisfacción. Por el contrario, nos entretenemos en colas enormes para ir al cine. En pláticas estériles que no llevan a ningún lado y olvidamos encontrarnos con aquellos que de verdad queremos.

Nos olvidamos de tener una buena charla con nuestros hijos, de acompañar a los padres a una cita importante, estamos tan ocupados en lo importante que nos olvidamos de lo fundamental.
"Estamos tan ocupados en lo importante que nos olvidamos de lo fundamental".
Creemos que somos inmortales y que siempre tendremos la oportunidad de hacer aquello que queremos, que deseamos y alargamos el tiempo, bueno al menos eso queremos creer para dar respuesta a algo que nos carcome el alma, y que no realizamos porque estamos muy ocupados.

Postergamos y no solucionamos los conflictos.

No afrontamos un problema porque no queremos estar en conflicto, y, sin embargo, nos encontramos en conflicto porque vivimos llenos de angustia, de depresión y de culpa, por no resolver lo verdaderamente importante.

Nos ocupamos de lo circunstancial y abrumador y vivo lleno de culpa por no estar haciendo lo que requiero.

No hablo con mi hijo sobre aquello que veo que no es correcto, porque tal vez, mañana las cosas se compondrán, la realidad es que los buenos deseos, son eso, ganas de que algo distinto suceda, pero no realizamos las acciones necesarias para darles solución.

Mañana todo será diferente y despertamos cuando una bola de nieve cae sobre nosotros. Se posterga por:

  • Miedo.
  • Pereza.
  • Temor al conflicto.
  • Culpa.
  • Evitar enojos y conflictos.

Me aterra pensar o sentir que se desaten enojos, iras y agresiones. Pero la realidad es que si no lo afronto hoy, tendré que hacerlo mañana o pasado, o tal vez, algún día.

El algún día es el lema de la postergación.

Los problemas y conflictos aparecen para ser solucionados, no para que estén ahí eternamente.

Así nuestra vida emocional y de deseos, anhelos y acciones, se va construyendo en base al mañana.

Hoy, no mañana tal vez, lo haré, quizá le daré solución, o no, la vida así torna como una gran lista de cosas y situaciones que tenemos que resolver pero nunca enfrentamos, reflexionamos, ni emprendemos las acciones de solución.




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